lundi 11 janvier 2010

De qué democracia hablamos en Canadá?

Original en francés, de CM Del Castillo, para 'Times on line' de New York y 'Le devoir' de Toronto News, p. el 9/01/2010

No es para menos preguntarnos dónde estamos (?), cuando en Canadá se restringen los derechos cívicos, cuando se clausura el Parlamento, aunque sea de forma parcial como resulta la Prolongación de su apertura (Prorrogación), decretada estos últimos días por el Primer ministro Harper en concordancia con ‘su señoría’ la Gobernadora general, que representa al Estado monárquico británico que aún no ha desaparecido del escenario ‘democrático republicano que hoy debiera existir en Canadá’. Nada más vergonzoso para la democracia y nada más ilustrativo para saber de qué democracia hablamos.

Más de un editorialista y la oposición al gobierno actual del Partido Conservador dirigido por Harper, han dejado constancia de su indignación por este atentado contra la democracia republicana que no termina de asentarse en Canadá. Pareciera que la historia se repite, de la misma forma como antes los antirrepublicanos del norte de América, ‘los loyalistas’ se recluyeron lo más al norte que pudieron para mantenerse como monarquistas, huyendo de la independencia americana que permitió la creación de los Estados Unidos de América, así los monárquicos constituyeron la Colonia británica del Canadá donde se mostraron reacios a las aspiraciones libertarias del Continente. Alguien habría dicho ‘América se liberaba mientras que Canadá se encadenaba’.

Han pasado suficientes años para que el Mundo entero comprenda la necesidad de superar sistemas de gobierno arcaicos (anarquismos, monarquías, totalitarismos, etc.) por otros más coherentes con el desarrollo humano, con equidad, con solidaridad, respetando el medio ambiente, con reconocimiento pleno de los derechos fundamentales del hombre en cada ciudadano, que significa el aspirar a la democracia en sus formas más perseverantes del derecho al bienestar común y así superar el desequilibrio que se desprende de cualquier tipo de monarquía, por antonomasia totalitaria y peor si esta se releva de un sistema colonial; sin embargo, en Canadá un puñado de monárquicos antirrepublicanos (colonialistas) aún ‘hacen prevalecer sus criterios loyalistas’ amparados de una seudo-democracia mal representada.

A esto mismo se refiere otro editorialista al titular su opinión como ‘la prolongación parlamentaria, una traición del Estado’ y donde dice que otra vez más estamos frente a otra violación de la democracia debido al arcaísmo que significa el parlamentarismo a la inglesa, que permite al Partido gobernante dirigir el Estado sin la legitimidad del parlamento pero con el consentimiento de la Corona (la Gobernadora). Además, nosotros remarcamos aquí, que este gobierno es doblemente minoritario, pues es minoritario dentro de una elección con poca participación de votantes (~53% o menos), donde obtuvo menos del 45% lo que significa alrededor del 23% del electorado. Con ese apoyo electoral mediocre, Harper se considera con el derecho de actuar monárquicamente, totalitariamente? Y cuidémosnos, también tiene la potestad de ‘disolverlo o clausurarlo indefinidamente’.

Más reconocida queda la monarquía antirrepublicana, cuando cuenta con el respaldo legal que le concede el protocolo de gestión Parlamentaria, Capítulo 8, donde el tema de la prolongación queda descrita de forma imprecisa. Veamos la traducción del texto de protocolo:

Prorrogación del Parlamento (Cap.8 del Ciclo Parlamentario)
La prórroga del Parlamento pone fin a una sesión. El Parlamento permanece entonces prorrogado –clausurado temporalmente- hasta la apertura de la próxima sesión. Al igual que la convocatoria y la disolución del Parlamento, la prórroga es la prerrogativa de la Corona, que actúa sobre la recomendación de un Primer Ministro. El Parlamento en realidad es prorrogado por el Gobernador general (o su suplente) en la sala del Senado, o por proclamación publicada en la Gaceta del Canadá. Cuando se prorroga el Parlamento hasta una fecha dada, es posible preceder o retrasar esta fecha vía proclamación (es).

Por más que la Prorrogación sea una prerrogativa de la Corona bajo recomendación del Primer Ministro, es lógico que en democracia –si el gobierno tiene criterios democráticos- esta prerrogativa debe ser consultada con los Partidos políticos, todos y si la medida resultara necesaria, que ella sea producto de una concertación y no una simple maniobra política del gobernante.

Son suficientes elementos para reflexionar sobre el tipo de democracia que necesitamos para consolidar el desarrollo ‘multicultural y plural’ del Canadá, con lo que invitamos a nuestros lectores a recapacitar. Extendemos nuestra opinión y preocupación a los dirigentes de los Partidos Políticos, incluso a los gobernantes del Partido Conservador, a las autoridades que tienen la responsabilidad de velar por el carácter democrático de nuestra sociedad, en particular a las instituciones electorales, a los directores electorales que velan por la democracia y a todas las instituciones democráticas del país.

No dejemos en incertidumbre a la democracia canadiense, ni menos esa antidemocracia la propaguemos a través de los organismos internacionales donde participa ‘el Estado canadiense’ a nombre nuestro, ‘los demócratas canadienses’.

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